jueves, 19 de abril de 2007

Y del mar, al plato... recién pescado.





La última cena.

A estas alturas, tengo que darle la razón a mi madre y admitir que el saber no ocupa lugar y que mis seis años en la universidad del mar, me han servido de algo. Y es que hay bichos que mejor conocer si compartes con ellos cabeza, sobretodo, si te ganan por un doble de patas…

Recién sacada del mar, fui servida en un plato y aliñada con lechuga y las más deliciosas especies. Bajo las profundidades, Neptuno me advirtió una vez que, los humanos –seres de mente perversa- tienen costumbres muy raras: sus mandíbulas se les hacen agua cuando ven un animalito de ocho patas como yo al que cazan y vapulean antes de cocinar para ser servido en un plato sazonado con pimienta roja y sal. No quise escuchar las palabras de mi Dios; pensé que al no ser gallega, quedaba fuera de tan monstruosa hazaña. Cuanto me equivoqué… en un abrir y cerrar de ventosas, seis manos me cubrían y me metían en una olla para servirme después en un plato llano. El comensal estaba hambriento y en un plis-plas, devoró mis ocho patitas raquíticas y se relamió. Y es que hay comidas que matan…. No sé si después, tendría ardores de estómago.


... angel_negro.

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