domingo, 22 de abril de 2007

La letra, con sangre entra.



La letra, con sangre entra.

Que tiempos aquellos y que buenos proverbios ¡!! El olor a tiza, las risitas cuando la profesora nos daba la espalda para escribir en la pizarra… Siempre pensé que la mía, tenía un ojo allí donde acaba la espalda; o eso, o es que yo era su preferida y por eso siempre me castigaba. Un arduo trabajo eso de convertirte en estantería; hay que ver como pesan los libros (¿dónde quedaron aquellos ejemplares de bolsillo??). Pupitres carcomidos y paredes de blanco manchado en pisadas se convirtieron, durante muchos años, en nuestro segundo hogar. ¿Quién no ha idealizado nunca a su maestro?? ¿Quién no ha provocado, quién no ha chillado más alto que los demás a cambio de ese ratito de rodillas en un rincón apartado?? Y es que, como dice el buen refrán: “la letra, con sangre entra” .. yo debo deberle a todos esos ratitos en el rincón, unas notas de matrícula.

..angel_negro.

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