sábado, 14 de abril de 2007

Maniquís


Maniquís: accesorios para su vitrina

Nadie duda que, en el mundo, todo es efímero y los cambios se precipitan en el tiempo a la velocidad de la luz. Pero ellos, desnudos, impersonales, miran siempre al infinito con la misma expresión ausente que se dibuja en sus labios entreabiertos; para ellos no existe la fugacidad, tan sólo el vacío y la perpetuidad. De niña, me quedaba perpleja observándolos y entraba en las tiendas tan sólo para rozar sus cuerpos con las yemas de mis dedos. Me parecían seres tan perfectos, muñecos de tamaño natural que guardaban siempre una inmovilidad paralizadora a pesar de que mis caricias recorrían las curvas rígidas de su cuerpo. Inertes y siempre complacientes a cualquier cambio que se les asignara, yo los observaba pegada al cristal mientras el escaparatista decidía por ellos su postura y porte durante la siguiente temporada y, cuando ya estaba cambiado, entraba de nuevo en la tienda para rozarlo con mi mano. Entre nosotros había una extraña compenetración. Visitas y visitas, caricias y más caricias sobre la fibra de sus cuerpos hecha piel me hicieron falta para entender que clase de atracción sentía hacia esos muñecos inertes… Y, aún en el día de hoy, paso por su lado dedicándoles especial atención y en mi mente, un deseo que con los años no se ha vuelto efímero sino continuo: “… quizás algún día, yo también pueda estar en una vitrina”


...angel_negro.

No hay comentarios: