jueves, 10 de mayo de 2007

La espera


Dicen que la paciencia, es una virtud. Yo añadiría que una virtud de muy pocos; tarde o temprano, en un mundo donde el tiempo nos tiene tan engullidos en su espiral, los minutos acaban pesando. Por suerte, todo cambia cuando traspasas el umbral de tu dulce morada. Allí las paredes ya no hablan, ya no piden, ni tan sólo reclaman una mano rápida de pintura acrílica y entre ellas, se olvida la palabra paciencia porque la espera pierde su significado. Te limitas a quedarte absorta, ensimismada en la nada, pendiente tan sólo de esa manilla del reloj que gobierna tu pulso con decisión. A veces su tic-tac me desconcierta y el martilleo de sus agujas me recuerda que aún hay tiempo y con él, espera.

En la habitación no hacen falta luces cuando el sol clarea. Fuera, siempre es negra noche y nos valemos de ello para ver nuestras sombras contemplando los tabiques incoloros. Llega la hora de salir y volver a una ajetreada jornada, tiempos marcados y prisas momentáneas pero ella permanece allí, pegada a la estampa, sin esperas, ni prisas, ni siquiera paciencia le queda; se la llevo su cuerpo mientras ella sigue absorta en el tic-tac de aquella manilla que maneja su pulso.



... angel_negro.

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